Analistas Se supo

 Café con rosca: ¿Y si se equivocan todos... con las fuerzas del cielo incluidas?

Todo se sabe en la mesa de un café, desde el más mínimo rumor hasta aquellos que pueden cambiar la realidad de las cosas.


Domingo, 20 de Julio de 2025

Todos los jueves, a las siete en punto, cuatro hombres se reunían en la mesa del fondo de la cafetería de Aldo. Un local angosto, pero, seguramente en alguna época, elegante, con mesas de madera maciza y sillas de respaldo curvo que crujían al mínimo movimiento. Nadie se sentaba nunca en esa mesa. Era territorio sagrado. Desde el primer jueves de hace unos cuantos años, llueva, truene o haya paro de transporte, ellos llegaban, pedían lo mismo y se hundían en una conversación que arrancaba suave, pero inevitablemente derivaba en política.


Aldo, el dueño, tenía una libreta con las cuentas de siempre, pero la de ellos estaba marcada con una estrella. Hernán, el mozo, ya sabía: dos cortados en jarrito, un café chico bien cargado y un café con leche con una medialuna.


Gastón fue el primero en llegar. Traje oscuro, corbata apenas desajustada, cara de cansancio perpetuo. Le decían el magistrado, aunque apenas era secretario de un juzgado provincial. El juez titular hacía años que no firmaba nada, así que Gastón era, de hecho, el Poder Judicial en persona.


Después llegó el grandote, con una camisa celeste arremangada, celular en la mano y auricular colgando. Dice ser asesor legislativo, pero todos saben que su oficio es otro. Lobista de oficio y profesión, podía conseguir una audiencia con el presidente de la comisión de presupuesto en menos de una hora. si había algo interesante para negociar.


El flaco siempre llegaba caminando rápido, como si viniera escapando de una interna. Alto, nervioso, siempre saludaba con los dedos en V, aunque ya no quedaba claro si lo hacía por convicción o por reflejo condicionado. Había sido concejal, subsecretario, asesor de un diputado, director de una oficina provincial que ya no existía, y hasta vocero de un candidato que sacó el 2,7%. Cambiaba de camiseta con más agilidad que un delantero brasileño, pero nadie podía negarle que era un animal político.


Y, por último, cuando ya estaban sentados, aparecía el innombrable. Nadie lo anunciaba. Simplemente se sentaba. Todos sabían su nombre, incluso su apellido, pero nadie lo decía en voz alta. Tenía el don de saber lo que iba a pasar antes de que saliera en el boletín oficial. Una vez, en voz baja, alguien deslizó que él había convencido a un vicegobernador de traicionar al gobernador, estatizar una empresa de servicios públicos mientras el gobernador estaba de viaje y hasta acusarlo de espionaje, con cámaras ocultas por la ventana de su despacho.


-¿Leyeron el proyecto? -preguntó el grandote, apenas Hernán les trajo la bandeja- Quieren prohibir importación, comercialización y utilización de vapers y cigarrillos electrónicos.


-Avanzan contra eso porque no pueden contra las tabacaleras -acotó el magistrado, revolviendo el café-. Que parezca que sí se preocupan por la salud pública.


El flaco sonrió, como quien ya ha visto ese truco.


-Clásico. Te tiran un proyecto mediático, después lo hacen circular por redes, y al final le echan la culpa al lobby de no votarlo. Pero si lo llevás a Comisión, no saben ni de qué hablan.


El innombrable tomó un sorbo de su cortado y miró sin hablar. Siempre escuchaba más de lo que decía, pero cuando hablaba, lo hacía con precisión quirúrgica.


-Hay otro tema -dijo, bajando la voz-. El Carlitos armó lista y nadie se anima a decirle que no lo quieren.


Se hizo un silencio breve. El flaco bajó la mirada.


-Pero si van todos, dejaron afuera a La Cámpora y ahora hay un par que se baja para cederles el lugar a ese espacio y lograr la tan mentada unidad, ¿a qué juega Carlitos?


-A sobrevivir -dijo el grandote-. Y de paso, a condicionar. No va a ganar, pero va a contar los votos. 


El magistrado negó con la cabeza.


-Todo eso es humo, hasta que no se sepa qué va a hacer el mandamás local-interrumpió el innombrable.


-Pero al final firmó el decreto -dijo el magistrado-. Van con la Nación. Octubre y chau. Se terminó el misterio.


El flaco sonrió de costado, sin levantar la mirada.


-¿Viste? Estuvieron dos meses pidiéndole la fecha como si fuera una aparición mariana. Cuando la pone, ahora no saben qué hacer con ella.


-La oposición está más perdida que cura en after -dijo el grandote-. Creían que el tipo iba a desdoblar. Tenían lista una campaña contra el gasto. Ahora no tienen ni slogan.


El innombrable murmuró, apenas audible:


-Los dejó sin jugada.


-Y los intendentes... -siguió el flaco, ahora sí tomando un sorbo de café-. ¿Viste cómo se alinearon de golpe? Todos calladitos, diciendo que era lo mejor, que hay que ahorrar, que hay que simplificar el calendario.


-No todos -corrigió Gastón-. Hay seis que van por su cuenta. Llamaron a elecciones comunales en febrero. Pleno verano.


El grandote resopló una risa seca.


-Dicen que es para "discutir la agenda local". ¡Mentira! Es para que no se les meta la oposición en el Concejo. En febrero la mitad de los vecinos está en la pileta y la otra mitad en patas, comiendo sandía. ¿Quién va a fiscalizar ahí?


-Ellos -dijo el innombrable-. Solo ellos. Hacen la elección a medida y la ganan con 1200 votos. Después se sientan a negociar con el Ejecutivo desde otro lugar.


-Y con el Concejo ordenado -remató el flaco-. Sin sorpresas. Sin pibes queriendo abrir licitaciones o pidiendo informes sobre terrenos fiscales.


Gastón hizo un gesto de aprobación.


-Son pillos. No son leales, pero son pillos.


-El mandamás lo sabe -agregó el grandote-. Pero los deja. No le importa. Prefiere que se quemen solos en el verano a que le hagan quilombo en octubre. A fin de cuentas, mientras no rompan su status quo, les da cuerda.


-Y si ganan, mejor. Tiene intendentes más fuertes. Y si pierden, más débiles y más obedientes -cerró el innombrable, como quien lee la partida completa de ajedrez en una sola mirada.


-¿Y vos qué decís, Hernán? -preguntó el flaco al mozo, que seguía de pie atento la charla-. ¿Está bien que hagan elecciones en febrero?


Hernán sonrió, encogiéndose de hombros.


-Aldo en febrero cierra el local una semana y yo me voy a pescar. Si allá también votan, que se arreglen con lo que salga del agua.


Rieron todos. Incluso el innombrable, que raramente mostraba los dientes.


Fue el magistrado el que arrojó la siguiente piedra, con el tono resignado de quien ya vio muchas decisiones absurdas disfrazadas de políticas públicas.


-¿Vieron lo de los premios para los policías que más multas hagan?


El grandote no levantó la vista.


-Sí. Lo vi en un grupo de prensa y también premian por participar en allanamientos. Le pusieron nombre marketinero: "Reconocimiento a la eficiencia".


-Reconocimiento mis polainas -dijo el flaco, guardando el teléfono-. Es una cacería con uniforme y una mejora de ingresos encubierta que no es aumento de sueldo.


-La provincia está seca -opinó el magistrado-. No tienen forma de recaudar sin subir impuestos, y no pueden subir impuestos sin que se les pudra. Así que salen con esto.


El innombrable, que jugaba con una cucharita, habló sin apuro:


-Lo peor no es la medida. Lo peor es que alguien pensó que era una buena idea. Falta que lo presenten con gráficos de barras.


El grandote, entre bocado y bocado de su medialuna, agregó:


-En el fondo, es una señal para adentro. Están perdiendo el control. Entonces sacan algo que les engorde los bolsillos a ambos. Multas, sanciones, cámaras, retenes. Pero no hay conducción. Y los comisarios les facturan.


-Igual, hay algo que nadie dice -siguió Gastón-: si premiás por cantidad de multas, terminás creando una policía recaudadora. El que está en la calle deja de prevenir delitos y se pone a cazar autos sin RTO.


-O a hacer paradas selectivas -agregó el flaco-. ¿Quién se va a llevar más multas? ¿El que tiene una 4x4 blindada o el que circula en un Uno 97 con una reposera en el asiento de atrás?


El innombrable tomó un sorbo de su cortado sin levantar la mirada.


-Además, están jugando con fuego. Nadie quiere que lo frenen tres veces por día para cumplir una cuota. Un mes de esto y ya tenés bronca en la calle, que después se transforma en votos perdidos.


-O en algo peor -dijo el grandote, más serio-. En desconfianza institucional. Si hasta los que te paran tienen que facturar, ¿a quién le vas a creer?


-A mí no me sorprende -dijo el flaco mientras se levantaba a estirar las piernas- Plata para los obedientes.


-Y nada para los prudentes -cerró Gastón.


-Ni hablar de los insolentes -remató el grandote con media sonrisa.


El innombrable no dijo nada. 


-Volvieron -dijo sin preámbulos el grandote-. Los dinosaurios vuelven. Las históricas AM y FM están otra vez en la cima de las mediciones. No lo podés creer.


El magistrado levantó la vista con interés genuino. Hasta el innombrable acomodó mejor la silla. El mundillo mediático es superior a cualquier otro tema de conversación para los muchachos.


-¿Publicaron los números? -preguntó el flaco, ya sacando el celular para buscar confirmación.


-Salieron esta semana. Terminaron las mediciones de audiencia del primer semestre. La AM, volvió al primer lugar después de haber perdido con su clásica rival. Y en la FM, le ganó por medio punto a esa que traía todo el punchi punchi adolescente.


-Pero si ya no las escuchaba nadie -dijo Gastón, intrigado.


-Bueno, volvieron con todo -dijo el grandote, triunfante-. Cambiaron algo de la programación, metieron panelistas filosos y volvieron a meter política fuerte al mediodía. Tienen más resurrecciones que Perón.


-¿Y la FM? -preguntó el innombrable, como al pasar.


-Se reinventaron -dijo el grandote, y bajó la voz como si estuviera contando un secreto de Estado-. Metieron influencers, boludean en tik tok y te leen el parte policial como si fuera una receta de tarta de manzana. Rating al palo.


El flaco ya tenía la página abierta en su teléfono.


-Mirá vos. Acá dice: "El regreso de las radios históricas refleja un cambio en el consumo local. Vuelve la radio de compañía, de referencia, de fondo constante". ¿Será eso?


-Y también hay operadores -agregó el innombrable, cruzando las manos-. No olviden eso. Hay medios que volvieron al primer lugar. justo cuando alguien necesitaba que volvieran.


-¿Estás diciendo que hubo mano política? -preguntó el flaco, fingiendo sorpresa.


-No lo digo -respondió él-. Solo lo pienso. Y si yo lo pienso, seguro que alguien más ya lo está actuando.


-Ah, la vieja libertad condicionada -dijo el flaco-. Mientras no me pegues, hacé lo que quieras.


Gastón sorbió su cortado con cuidado.


-¿Se enteraron lo de la otra FM? El dueño se cansó de no entrar en el top cinco y ahora quiere hacer fuerte a su radio por streaming. Pero sin música.


El grandote largó la carcajada apenas escuchó eso.


-¿Una FM sin música? ¿Qué sigue?

No 

-No, no es chiste -insistió el flaco-. El tipo dice que como YouTube lo sanciona por los derechos de autor, va a sacar toda la música del aire. Así transmite en vivo por streaming y no se lo bajan.


-¿Y entonces qué van a poner? -preguntó Gastón-. ¿Lecturas de boletines oficiales?


-Charlas, entrevistas, análisis político, lo de siempre. Pero sin un solo tema musical. Ni uno. Dice que la radio ya no compite por el dial, que compite por la atención en plataformas.


El innombrable, que había estado en silencio, se inclinó hacia adelante.


-Lo escuché. Dijo que quiere hacer "una AM moderna por streaming". Que el futuro es contenido hablado, no música enlatada. 


-El que está por reventar es el conductor estrella -dijo el flaco-. Está resistiendo la medida y dicen que se quiere ir.


Gastón meneó la cabeza, divertido.


-Porque tienen miedo -dijo el flaco-. Hay muchos que prefieren tragarse el cambio antes que quedar afuera. Pero en el fondo todos saben que están matando la esencia de la FM. Es como poner un café que no vende café.


El innombrable intervino, tranquilo como siempre.


-Hay algo más. Si te vas todo al streaming, necesitás comunidad, no solo contenido. Y esta radio no tiene comunidad. Tiene oyentes. Bueno a verlo, fue pionero en un tema y no le fue mal.


-Pero él dice que sí -insistió el flaco-. Que, con menos plata, menos música, menos derechos, menos todo, puede tener más llegada. Que va a ser la primera radio que haga todo en vivo solo por plataformas.



El grandote asintió con gesto serio.


-Siempre fue pionero. Es probable que en esta también le vaya bien, aunque me parece que va a terminar solo con cuatro micrófonos y dos columnistas hablando entre ellos.


-Y sin cortina musical -agregó el flaco-. Ni siquiera para separar los bloques.


-¿Sabés qué es lo más triste? -cerró el innombrable-. Que el problema no es la música. Es el contenido. Y eso no se arregla apagando el Winamp.


Se quedaron en silencio unos segundos. Afuera, una moto pasó con los parlantes al taco, sonando un tema viejo de cumbia villera. El grandote la señaló con la cabeza.


-Eso, señores, es radio. Aunque no tenga frecuencia.


Todos rieron.


Hernán pasó cerca y, como al pasar, les dijo:


-Yo si prendo la radio y no escucho música, la apago. Para escuchar gente hablando sin parar ya tengo a mis suegros.


Las carcajadas retumbaron por el local. Y como siempre, el chismerío mediático había desplazado a la política por un rato. Pero sabían que todo volvía: el rating, la campaña, los decretos. Por ahora, tenían una hora más para discutir lo que realmente les importaba: cómo se construye poder. con o sin música.


Pero cuando sonó el informativo de la hora en el pequeño parlante de la cafetería, todos se quedaron callados. Escuchaban. No porque creyeran, sino porque sabían que ahí, en el aire, muchas veces se respiraba lo que vendría.